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  • Paula Cabrera

Una charla en la cocina

Es profesora Titular de Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada, investigadora y escritora. Nacida en Higuera de Calatrava, un municipio de la provincia de Jaén que pronto dejó para ir a Granada, donde creció y se formó. Unas vueltas por el mundo para nuevamente regresar a la ciudad nazarí, con un zurrón lleno de historias y experiencias que va desgranando en sus cuentos, en sus poemas y en sus libros.

Por Paula Cabrera / Maskao


Elvira Cámara Aguilera, rodeada de libros, sus fuentes de inspiración y conocimiento que desde muy temprana edad la cautivaron. Su recorrido es admirable y ha conjugado la docencia como profesora de Traducción e Interpretación con la investigación y la escritura, en un sabio equilibrio desde el que además, reivindica su figura como mujer en todas sus facetas. / Foto cedida por E.C.



Elvira Cámara Aguilera es una apasionada de aquello que le gusta, como zambullirse en las palabras para abordar complejas traducciones, comprender como las entienden niños y jóvenes o para escribir sus propios libros. Esa misma pasión la llevó a viajar, a descubrir, a volar por el mundo para nuevamente, volver a Granada. Y con esa misma pasión hizo su tesis doctoral sobre el libro de Richard Bach, Juan Salvador Gaviota, una aventura que la cautivó siendo todavía una niña de no más de doce años.


Como escritora nos regala textos de narrativa descriptiva y detalles sutiles, son como cuidadas pinturas evocativas que emocionan y facilitan al lector visionar cada escena. Con su pluma da alas a la imaginación.

Como profesora no se ha limitado a enseñar, investiga, busca e inspira a sus alumnos en medio de una constante inquietud que consigue multiplicar sus quehaceres y sus tareas, hasta encontrar resultados. Bajo confinamiento, ha convertido su cocina en su espacio personal, su aula de clases, su rincón de escritora o desde donde atender esta entrevista. Es una mujer valiente y decidida, que ha cruzado barreras como el miedo para escribir desde el corazón.


"Debemos salir, visitar y, si es posible, vivir temporalmente en otros lugares; conocer otras gentes y otras culturas"

Nace en Jaén pero ha crecido y se ha formado en Granada, en medio, Estados Unidos y Madrid para volver a Granada.

Las personas nunca debemos olvidar de dónde procedemos, la tierra que nos vio nacer, y volver a ella aunque sea de tarde en tarde. Debemos salir, visitar y, si es posible, vivir temporalmente en otros lugares; conocer otras gentes y otras culturas. Solo de esta forma abriremos nuestra mente y cambiará nuestra visión del mundo (normalmente muy limitada); dejaremos de ser ciudadanos de un país para convertirnos en ciudadanos de ese mundo cada vez más pequeño y cercano gracias a las nuevas tecnologías. Sin duda, todos esos lugares han dejado una huella en mi vida, han hecho que evolucione de una manera diferente a como lo habría hecho de haber permanecido siempre en el mismo punto. Finalmente, también sentimos la necesidad de echar raíces, tenemos la necesidad de pertenencia a algún lugar en concreto que nos permita desarrollar una profesión, formar una familia, afianzar amigos…


Se doctoró con una tesis sobre el libro de Richard Bach, Juan Salva-dor Gaviota. ¿Sobre qué trataba, que encontró en ese libro?

Es un libro que me regalaron cuando tenía diez o doce años. En él se narra la historia de una gaviota que no entiende que la vida consista simplemente en volar para sobrevivir.

Descubre la belleza del vuelo en sí mismo y se afana por aprender técnicas que le permitan volar más alto y con mayor precisión. Eso le lleva a olvidarse de comer y hasta de dormir, lo que desencadena el rechazo de la bandada a la que pertenece; convierte el vuelo en un fin, no un medio para subsistir y en ese proceso encuentra a otras gaviotas con las que comparte su amor por esa nueva forma de estar en el mundo.


Es un libro que me cautivó desde el primer momento. Un libro que se lee y relee a lo largo de la adolescencia y la juventud y del que uno nunca se desprende. Es atemporal y sin un destinatario específico. Está en la órbita de El Principito.

Cuando me planteé estudiar un doctorado, no lo tenía del todo claro y recuerdo que un profesor de la facultad me dijo: Si algún día decides hacer una tesis, escoge un tema que te apasione ya que habrá momentos bajos y solo así podrás remontar. En ese momento lo tuve muy claro: sería sobre Juan Salvador Gaviota.


Elvira Cámara / Foto cedida por E.C.



Actualmente, es usted profesora de Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada. ¿Cuándo decide que iba a estudiar esta especialidad? ¿Qué le atrajo de ella?

El paso por Estados Unidos fue clave. Vivir allí durante un año me hizo conocer y profundizar en la lengua inglesa y la cultura norteamericana.


Descubrí que cada lengua tiene una forma única de deno-connotar. Los traductores e intérpretes son profesionales que cuentan con el privilegio de acceder a un espacio único y deben llevar a cabo un servicio, desde mi punto de vista, de gran generosidad: acercar mundos originariamente separados física, lingüística y culturalmente. Al mismo tiempo, en ese proceso de acercamiento, estos profesionales obtienen algo a cambio: un gran enriquecimiento personal. Son profesionales casi invisibles y sin los cuales la literatura universal no existiría o no como las conocemos. Por ejemplo, Shakespeare y su obra permanecieron ocultos para el sistema cultural español e hispanoamericano casi 200 años; gracias a Fernández de Moratín que tradujo Hamlet en el año 1798, Shakespeare vio la luz en español.


¿Qué salidas profesionales tiene un traductor e intérprete y cuáles son las principales especialidades?

El traductor e intérprete es un profesional muy versátil que se caracteriza por ser una persona con una gran curiosidad, suele ser un buen lector y tener un gran conocimiento de su propia lengua. A partir de ahí, las salidas profesionales son la traducción de todo tipo de textos (publicitarios, jurídicos, económicos, turísticos, científicos, técnicos, literarios, etc.) y la interpretación o, para que todo el mundo lo entienda, la traducción oral en entornos como juzgados, instituciones púbicas, ONG, organismos internacionales, congresos, encuentros de profesionales o personas de estado, entre otros.


¿Cree que está reconocido el trabajo de traductores e intérpretes?

No, sin duda aún queda mucho camino por recorrer. Vamos avanzando, dando pasitos, eso sí, pero el ciudadano de a pie desconoce en gran medida el papel y la labor que desempeñan estos profesionales. En pleno siglo XXI, aún se traducen libros en los que no se recoge el nombre del traductor o traductora no ya en la portada, sino en los créditos. Aprovecho para decir que es un campo dominado más por mujeres que por hombres.


"Si uno no es honesto, difícilmente podrá hacer un buen trabajo"

¿Cuál es el mejor consejo que le puede dar a sus alumnos?

Que disfruten de su profesión, sea la que sea, del camino y no solo de alcanzar la meta y ante todo que sean honestos, con ellos mismos y con los demás. Si uno no es honesto, difícilmente podrá hacer un buen trabajo.


Es también escritora, con dos libros publicados; Traducción de calidad: técnicas de revisión y corrección de errores, y Memorias de una noche y otros relatos, más varias publicaciones colectivas. ¿Cómo se conjuga la profesora, la escritora, la investigadora y la mujer?

Son facetas diferentes y a la vez están conectadas entre sí. La investigación revierte sobre la docencia y viceversa, y ambas dan soporte a la escritura.

Todas ellas existen en la transversalidad de la faceta más humana que es la de ser madre, compañera, amiga o simplemente ama de casa. Es curioso, porque la situación de confinamiento que hemos vivido estos meses, hizo que todas estas facetas se personificaran en el único lugar de la casa que quedaba libre: la cocina. Ese ha sido mi espacio personal, la habitación propia que reivindicaba Virginia Woolf, y lo ha sido para la docencia, para la investigación, para la escritura y, cómo no, para las tareas domésticas.


¿Cuándo descubre su pasión por escribir, cómo fue?

Me ha gustado escribir desde que era pequeña aunque siempre lo he visto como un oficio para unos pocos y sobre todo hombres. Tuve que vencer el miedo y cruzar una barrera invisible que te hace sentir como en una especie de abismo.

La escritura es lo más parecido a una pulsión. La intentas ocultar, distraer, pero al final tienes que darle paso para tener paz.


En sus textos, la figura femenina, de la mujer, tiene mucha presencia. ¿Responde a pinceladas reivindicativas o feministas?

No de forma intencionada, si bien muchas de las protagonistas son mujeres con situaciones personales complejas, lo que permite ver cierto cariz de denuncia. Es la grandeza de la literatura a mi modo de ver: que lo particular se pueda extraer lo universal.


Portada del libro Memorias de una noche y otros

relatos de Elvira Cámara Aguilera.

Publicado por la editorial Lastura en 2015.




En 2015 publicó su último libro: Memorias de una noche y otros relatos. ¿Qué le ha dado ese libro, que le ha enseñado?

Este libro recoge historias que suceden a nuestro alrededor, en nuestro entorno, en nuestra ciudad, pero también en pueblos en los que vamos a veranear, en aeropuertos, en países que visitamos o a los que creemos pertenecer. Son historias unas veces de relaciones personales complicadas y muy sencillas otras. Son historias amables, donde el color y el dinamismo juegan un papel importante.

Algunas surgen de la atenta observación de comportamientos, otras, a partir de un simple detalle. Algunas de recuerdos de la infancia, otras de la fascinación ante un acontecimiento. Este libro me ha permitido sentirme en paz durante un tiempo porque en el se encuentran plasmadas historias que llevaban encerradas años, algunas incluso décadas.


Memorias de una noche me ha enseñado que las historias no me pertenecen. Yo he sido simplemente un medio para que ellas vean la luz. Algunos de sus cuentos están marcados por un deseo muy fuerte.


"El deseo es un gran motor para el ser humano. Es el antídoto frente a la apatía"

Según usted, ¿hacia dónde nos lleva el deseo? ¿Es una trampa, un estigma sin el cual no podríamos vivir?

El deseo es un gran motor para el ser humano. Es el antídoto frente a la apatía. Sin el deseo no nos moveríamos del sofá; pero también puede ser una trampa: podemos quedar atrapados como pececillos en una red de la que no volvamos a salir íntegros.


Si tuviera que definir su estilo literario, ¿cómo lo llamaría?

Sinceramente, no sabría cómo definirlo, la verdad…

Creo que eso corresponde a los especialistas en crítica literaria.


¿Tiene algún género literario, como lectora, que prefiera? ¿Qué escritoras o escritores le han inspirado?

No tengo preferencia. Me gusta leer y en muchas ocasiones llevo varios libros a la vez. El estado de ánimo y el tiempo disponible también son determinantes. El relato corto te permite poder leer en un breve espacio de tiempo toda una historia, la novela requiere concentración y tiempo para no perder el hilo. El ensayo más concentración si cabe y la poesía es ideal para intercalar en cualquier momento.


Sobre escritores o escritoras que me hayan inspirado, decir que a la hora de escribir todas las lecturas terminan ejerciendo su influencia y muchas veces de forma inconsciente sobre cualquier escritor o escritora. En ese sentido, creo que no seré una excepción. Luego, nombres más actuales que de alguna manera más consciente pueden estar dejando su huella porque me gustan sus obras y su forma de contar historias hay muchos, entre los que se encuentran Almudena Grandes, Antonio Muñoz Molina, Ángeles Mastretta o Kim Monzó, por nombrar algunos.


Foto cedida por E.C.



Ha realizado estudios empíricos con niños e investigaciones sobre el papel que desempeñan las obras de literatura infantil y juvenil en el proceso de formación de lectores noveles. ¿Son los niños el futuro también en la lectura, a pesar de tanta 'maquinita'?

Padres, maestros, investigadores, bibliotecarios, todos debemos seguir trabajando para que nuestros niños y jóvenes se inicien en la lectura y luego de adultos sean lectores afianzados. No lo tenemos fácil porque la nuevas tecnologías acaparan casi todo su tiempo.

Precisamente por eso, por el carácter adictivo y alienante que ejercen sobre ellos, debemos poner más empeño si cabe. No olvidemos que ellos son el futuro de nuestro planeta y para tener adultos sólidos, críticos, honestos debemos cultivar estos valores desde la infancia y, sin duda, la lectura es el mejor instrumento.


¿Está con algún nuevo proyecto?

Sí, hay varios proyectos que quieren ver la luz este mismo año. Uno es una obra colectiva de relatos sobre mujeres anónimas con historias mayúsculas escritos por mujeres y que tenía fijada su presentación el pasado 12 de marzo, pero tuvo que suspenderse en el último momento por la crisis sanitaria. Otro es un nuevo libro mío titulado Un vestido de ‘godets’, de relato corto y que se iba a presentar en la Feria del Libro de Granada. De nuevo, no ha podido ser. Y finalmente una antología propia de relato erótico traducida a inglés, francés, portugués y ruso que, si la situación lo permitiera, verá la luz para final de año.


"Trasladé el aula a la cocina de mi casa y la pizarra o el proyector fue sustituido por la pantalla del ordenador"

Con la crisis sanitaria el mundo se ha vuelto del revés. ¿Cómo ha afectado a su vida, a sus clases?

Sí, trasladé el aula a la cocina de mi casa y la pizarra o el proyector fue sustituido por la pantalla del ordenador. Está siendo una etapa ante todo extraña. Seguimos actuando como si nada pasara: trabajando desde casa, haciendo ejercicio también en casa, dedicándonos a la repostería hasta gastar las existencias de levadura de los supermercados…, pero cada día hay miles de muertos en el mundo, miles de sanitarios infectados, miles de personas afectadas, la economía paralizada, miles de familias sin recursos y las ONG desbordadas.


Sigo trabajando, pero no puedo dejar de pensar que lo que está ocurriendo es terrible y nos incitan a vivirlo con toda la normalidad de la vida de antes. Creo que cuando todo esto pase, los psicólogos van a tener mucho trabajo.


¿Cree que a nivel educativo, universitario en concreto, estamos preparados para abordar los cambios que nos anuncian hasta tener controlada la COVID-19? ¿Qué puede fallar?

En tan solo un fin de semana nos preparamos para dar las clases de forma virtual. Ni alumnos ni profesores estábamos preparados para ello, y aun así hemos puesto de nuestra parte y lo estamos consiguiendo. Sin embargo, creo que no estamos preparados para una evaluación a distancia. Los profesores no podemos pensar que nuestros alumnos no van a intentar copiarse o hacer trampa. Y podemos encontrar una explicación a una actitud así: Los adultos somos el espejo en el que se miran y ¿qué ven en ese espejo diario que representan las televisiones, las redes sociales, los medios de comunicación en general? ¿Están viendo una actitud de honestidad y responsabilidad?


 

Reseña (resumida) de Silvia Gallego Serrano, sobre el libro Memorias de una noche y otras historias de Elvira Cámara Aguilera.

 

Los que conocemos a Elvira Cámara la reconocemos en detalles sutiles de su narración, escuchamos en sus teclas su latido. Sus intensos estudios de Traducción permiten que la escritora capte con deleite inmensas y provocadoras connotaciones. En la cita de Shakespeare alude a “la tortura de los vicios placenteros”: supone un planteamiento del libro; que percibimos como un mosaico de emociones, a veces contradictorias, pero siempre auténticas.


En el primer capítulo, titulado “Más de dos” aparece un “amor a plazos” y el hecho de “desempolvar un amor aparcado en el cajón de las prisas y la rutina”. Destaca que no tienen “nada que decirse, ni siquiera en la cama”; cuando además tienden a “mirarse al otro lado de los ojos”. Como expresiones muy peculiares nos llama la atención una “relación que se queda en los huesos”, en el capítulo de “Gotas de erotismo”.


La narradora demuestra su maestría en los inicios; por ejemplo “Una extraña amistad” comienza así: “Sería esta semana”. En otros casos surge directamente con un breve diálogo.


También cuida mucho los finales, algunos con una acertadísima vuelta de tuerca y otros con gran desnudez, como aquel que concluye “ahora ya sabes por qué” o la sugerente afirmación: “No en este viaje”. Conviene recordar que en muchos relatos se da un juego de narradores muy diversos; así acerca el libro a un caleidoscopio. En la mayoría, se acerca al lector y juega al suspense, por ejemplo cuando asegura: “En este momento solo quiero que llueva, que llueva sin cesar”.

"Una obra que debe ocupar un lugar importante en nuestros anaqueles"

Se trata, en definitiva, de literatura en su esencia más profunda, con una gran riqueza de imágenes: un “vino que detona sonrisas”, unos “puños sujetando su conciencia” o esos “deseos anestesiados por palabras”.

También sobresale una “mirada precoz” o una mujer que “arponea” unos ojos. La atinada selección léxica en los adjetivos supone otra de sus claves: aparecen unos “ecos tamizados” o unos “sueños desparramados”. Llama la atención la expresión “colores, serpentinas y guirnaldas de la nostalgia”, así como una “lacrada intimidad”.

Siguiendo con la potencia de las imágenes podemos recordar “la testarudez con dos caras: la obstinación y la perseverancia”, que “el miedo era plomo”, que “la música analgésico”, que había un “atronador silencio de la soledad”, en “un hogar que tiene pulso”, con “ojos sazonados” o “huecos”.


Vuelve a manifestar su maestría en el manejo del léxico erótico, alude con delicadeza a los “surcos erizados”, o a los “cuerpos que se difuminan”. Se acerca al lirismo en expresiones como “una lágrima ha escapado del guion” o “el cielo rompe aguas”.


Mi experiencia de lectura se ha trufado de voracidad y admiración. He disfrutado cada relato por distintas técnicas que inciden en la belleza de la forma.

Elvira Cámara consigue un conjunto de relatos que se quedan en el imaginario y logran jugar con el patrimonio sentimental. Una obra que debe ocupar un lugar importante en nuestros anaqueles.


Silvia Gallego es escritora y licenciada en Filología Hispánica y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. o

 
























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