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  • Juan Ramón Puyol

Las dos en punto

Dicen seguir la tradición de los grandes grupos españoles del género, desde Las Grecas a Baccara, de Ella Baila Sola a Vainica Doble o Maldeamores. Después de casi quince años de trabajo y muchas vicisitudes, este dúo es un refugio sonoro perfecto para una familia de tres, madre, hija y padre. Por Juan Ramón Puyol



¿Qué son Las Dos en Punto?

Un dúo femenino, por su puesto. En la tradición de los grandes grupos españoles del género, desde Las Grecas a Baccara o Ella Baila Sola. Sin olvidarnos de Vainica Doble o Maldeamores. Pero también, después de casi quince años de trabajo y muchas vicisitudes, un refugio sonoro perfecto para una familia de tres, madre, hija y padre, que, en ocasiones y con la ayuda de muchos amigos, consiguen sacar adelante un repertorio propio tanto en directo como en estudio.


¿Cuándo y cómo surge el proyecto del dúo?

La idea fue de Mila Hidalgo, la verdadera promotora y líder del proyecto. Ella había actuado con sus compañeras de estudio de una academia de canto en varios locales de Madrid, como Clamores y Galileo Galilei, haciendo versiones de las grandes canciones de los musicales estadounidenses. Pero aspiraba a defender en directo un repertorio propio y tiró de las canciones de Rafa Alba, su pareja.


"El dúo es un refugio sonoro perfecto para una familia de tres, madre, hija y padre"

Buscar un nombre es un quebradero de cabeza para un niño que viene al mundo, un grupo de música, el título de un libro… ¿De dónde sale la idea del nombre del dúo?

Fue idea de otro amigo indispensable en el principio de todo: el poeta José Cereijo. Es un nombre que encaja muy bien con el concepto de un dúo femenino y, además, es un homenaje a Las Dos en Punto originales, dos hermanas famosas en Santiago de Compostela, en la década de los sesenta del siglo XX porque paseaban cada día por la ciudad, vestidas de manera excéntrica y se divertían coqueteando con los estudiantes. También se las conoce como Las dos Marías y hasta tienen una estatua.


Inés y su madre, Mila, sobre el escenario, son: Las dos en punto



Habéis grabado tres discos, contadnos algo de cada uno.

Cada uno tiene que ver con un momento concreto. El primero se tituló "No a cualquier hora", entonces el dúo lo formaban Mila y Nuria Piñero. Es entrañable para nosotras, porque aprendimos muchas cosas con él. Lo grabamos en el estudio de Félix Arribas, el batería de Los Pekenikes, que hizo un poco de productor junto con César Rechac, un multiinstrumentista uruguayo que formó parte de Psiglo, una de las grandes formaciones del rock latinoamericano inicial.


El siguiente se llamó "Tarde de Nubes", entonces Mila cantaba con Cristina Alonso. Lo grabamos en Olmeda de las Fuentes, en el estudio de Josete Ordóñez, que fue el productor y que también se encargó de "Ciudad Lluvia", el tercero, en el que Inés, nuestra hija, se integró en la banda.

Ahora estamos preparando la cuarta temporada de esta serie musical.

Tenemos casi todos los temas listos, pero todavía no hemos pensado cómo se va a llamar.


"Hemos contado con muchos amigos a lo largo de nuestra trayectoria"

La lista de colaboradores del dúo, músicos, productores, letristas, es inmensa.

Habladnos de ellos.

En realidad, letristas y compositores no hay más que uno. Eso es algo de lo que siempre se ha encargado Rafa. Aunque él propone los temas y nosotras escogemos los que queremos cantar. Pero sí hemos contado con muchos amigos a lo largo de nuestra trayectoria. Da miedo mencionarlos porque siempre se te puede olvidar alguno. En la actualidad, el sonido de la banda no sería el que es sin Manu Clavijo y Begoña Larrañaga, al violín y al acordeón, que lo tocan todo y todo les suena bien. Tampoco sin Josete Ordóñez, que impregnó de sonoridades folkies, el pop urbano básico con el que trabajábamos.

Pero también están Nuria, Cristina, Vicente Hidalgo, Donato Goyeneche, Carlos Torres, Antonio Rodríguez y algunos más. De todos y todas hemos aprendido y todos y todas nos han ayudado a avanzar.


Arriba Inés y Mila, hija y madre, las dos en punto.

Abajo Manu Clavijo (violín), Begoña Larrañaga (acordeón), Inés, Mila y Rafa



Me ha llamado la atención que grabasteis en el pueblo de Olmeda dos de los discos.

¿Por qué ahí?¿Como es todo ese proceso?

Llegamos allí un poco por casualidad. Porque Josete Ordóñez vive allí y tiene allí el estudio. Luego conectamos muy bien con el lugar y sus habitantes porque es un pueblo precioso de la Alcarria madrileña, con microclima propio, en el que viven y han vivido un montón de artistas de todas las disciplinas. Se puede trabajar muy bien allí, de un modo muy relajado, porque estás cerca de la gran ciudad, pero, a la vez, es como si te hubieras alejado por completo de ella.


"Hemos oído mucho más a Aute que a Leonard Cohen, por ejemplo"

Y ahora empieza la aventura del cuarto disco.

Sí. Se trata de dejar constancia grabada de los últimos temas de nuestro repertorio que aún no han pasado por el estudio. Será, además, el primero que haremos con Manu, con Begoña y con los artistazos de Malvadas Ardillas, nuestro nuevo sello discográfico, como Marta Plumilla y Andrés Sudón.

Esta vez queremos volver un poco al origen de todo y partir del sonido que ya tenemos en directo. Pero esos propósitos iniciales siempre cambian a lo largo del proceso.


Sabemos que Rafa, el compositor principal, se inspira en un sitio especial de Madrid, contadnos, contadnos…

Bueno, él dice que siempre compone las canciones en el Metro de Madrid. Y, al menos en parte, debe ser verdad. Es un lugar en el que durante años ha pasado muchas horas y algo tendría que hacer para entretenerse. También es muy inspirador porque hay miles de viajeros que pasan por allí todos los días, cada uno con su historia a cuestas. Así que es probable que se inspiré allí. Pero nosotras pensamos que luego redondea las cosas en casa.


Arriba Conciertos antes de la pandemia

Abajo Manu Clavijo (violín), Begoña Larrañaga (acordeón), Inés, Mila y Rafa.



También tenéis una opinión fuerte sobre los ritmos, compases y melodías más enraizados en la cultura popular española y ponéis en cuestión la colonización anglosajona del panorama musical.

Eso quizá tiene que ver con las músicas que nos han influenciado y nos han ayudado a crecer. Hace unas cuantas décadas, el menú era mucho más variado que ahora. O eso creemos nosotras. Hemos oído mucho más a Aute que a Leonard Cohen, por ejemplo. Y también a grandes compositoras como las propias Vainica o Cecilia.


"Lo que ha hecho la epidemia es poner de manifiesto muchos problemas que ya teníamos"

Y esas tradiciones propias, que deberían formar parte del ADN sonoro de muchas generaciones parecen haberse difuminado por el predominio internacional del inglés y por la capacidad que han tenido los mercaderes de la cultura anglosajona de monopolizarlo todo. Aunque, ahora, ese dominio empiece a romperse. Pero no nos parece normal, como diría el gran Eliseo Parra, que aquí conozcamos mejor a Robert Johson, un bluesman mítico, que a Agapito Marazuela, un folklorista cuyo estudio debería ser obligatorio en el bachillerato.


Colaboráis habitualmente con el programa de radio “Verde Esmeralda” en Libertad FM con la periodista Esmeralda Marugán, ¿cómo es esa experiencia para vosotros?

Siempre decimos que Esmeralda Marugán, la directora del programa, ha mantenido vivo al dúo, más que nadie. Ella y su equipo de colaboradores.

Nos encanta estar en el programa, porque es plural, abierto y nada doctrinario. Ni en lo ideológico ni en lo cultural. Además, nos lo pasamos muy bien cuando vamos a cantar allí.

Aunque a Mila no le gusta demasiado hablar en antena.


El dúo está preparando su cuarto disco. / Mafée



¿Cómo estáis viviendo la situación actual?

Pues es un momento difícil para todos y todas. Por la pandemia y la incertidumbre que nos ha traído. La opción es vivir cada día con la máxima intensidad posible y hacer lo que se pueda por pasarlo bien. Vendrán días mejores, por supuesto. Pero tampoco conviene desperdiciar las horas actuales lamentándose por lo que hemos perdido.

Tampoco lo anterior era tan bueno, en realidad. Lo que ha hecho la epidemia, sobre todo, es poner de manifiesto muchos problemas que ya teníamos y a los que no queríamos enfrentarnos. Ahora no hay otro remedio que hacerlo. Y mientras tanto, por supuesto, la música debe seguir soñando. Pero toca tener cuidado porque los actuales modelos de negocio ligados a la cultura han instaurado la desigualdad como sistema y eliminado aún más la diversidad y la riqueza de contenidos. Toca reaccionar y dar la batalla. Al fin y al cabo, la música nos hace felices y nos ayuda a superar los malos momentos o


Más información sobre Las dos en punto, aquí

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