Sin gatos, más peste
- Maskao Magacín
- 13 nov 2020
- 1 Min. de lectura
En junio de 1233, el papa Gregorio IX dictó la bula papal: Vox in Rama, en respuesta a las acusaciones sobre los actos de blasfemia que se celebraban en Alemania y que el inquisidor, Konrad von Marburg, le hizo llegar.

Se enviaron copias de la bula y las cartas al Emperador Federico II del
Sacro Imperio Romano Germánico, al arzobispo Siegfried III de Maguncia, al obispo Conrad II de Hildesheim y al propio Konrad von Marburg. En las cartas les pide que colaboren con el inquisidor en su lucha para erradicar los cultos satánicos y a los herejes.
En su bula, Gregorio IX nunca señaló a los gatos pero denunciaba los ritos que se realizaban con ellos, dando pie a una errónea interpretación de la bula que resultó ser mortal para los felinos en la Europa del siglo XIII y XIV. La población asoció muy rápido al gato con el mal, el demonio y las brujas.

Por esta razón, en la Europa del siglo XIII, muchos pueblos y ciudades
se quedaron sin estos felinos. Lo que nos ayuda a comprender por qué
la peste negra, que tardó años en extenderse por Asia, en pocos meses contagió a casi toda la población europea. Muchos historiadores consideran que el exterminio de los gatos, facilitó la proliferación de las ratas negras, principales portadoras de pulgas infectadas con la bacteria Yersinia pestis.
Esta bacteria llegó al Mediterráneo desde Asia Central debido a las ratas llenas de pulgas que venían en los barcos de especies provenientes de Asia. Así y sin gatos, la peste negra irrumpió en Europa y con ella, la muerte o
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