Miedo al no ser
- Maskao Magacín
- 11 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Por J.J. Laray
¿Qué es no ser? Esta cuestión es de profundo calado. Es la misma angustia abriéndose paso a machetazos en una selva de cuestionamientos personales que tienen que ver con el lugar que ocupamos en esta sociedad y en este mundo.

Sufre usted de turistificación, señora / Maskao
Puedo llegar a tener miedo al no ser como un estado temporal en el que creo que pierdo el control de mí mismo/a, de mi yo, y en el que creo que la locura está tomando el control. Puedo llegar a tener miedo al no ser en una situación muy concreta de mi vida en la que me siento solo/a y me cuestiono mi trayectoria, mis logros y mis fracasos y reúno toda mi experiencia para concluir que no soy nada ni nadie. Puedo llegar a tener miedo al no ser porque no soy como otras y otros. Simplemente porque no me parezco.
En cualquier caso, tener miedo al no ser significa que cuando seas ya no tendrás miedo. Hace falta mucha valentía para implicarte en estos cuestionamientos tan complejos del ser. Es un recurso de mucho provecho si discurres en un sentido constructivo que te aleje de la propia angustia intrínseca de la formulación.
Como todo en esta vida, lo mejor es ilustrarlo con un ejemplo.
Pongamos que tenemos a un sujeto abstracto llamado Cádiz: mujer, tres mil años de edad, soltera y madre de poco más de 116.000 hijos e hijas y que en estos momentos está paralizada por su miedo al no ser.
Su trayectoria ha sido concienzuda y machaconamente lineal: su ser es el turismo. Es el sentido mismo de su existencia. El problema es que siempre han tomado las decisiones por ella. Cádiz se ha dejado de llevar. Y resulta que vienen tiempos de crisis sanitaria (con todos sus avíos) y Cádiz se da cuenta que le acaban de arrebatar todo para lo que ha vivido, que, de repente, se ha quedado sin opciones porque nunca las tuvo, ni las pensó. Y ahora se sume en una profunda crisis de identidad y se pregunta: ¿qué soy?
Le ofrecen las respuestas de siempre y se calma: “eres turismo Cádiz, tranquila. Todo va a volver a la normalidad”. Pero la ansiada normalidad no acaba de llegar y Cádiz se revuelve incómoda entre los pliegues de su geografía. Escucha vocecillas en su interior que le susurran “¿y si no eres turismo?” y se pone nerviosa.
Desearía acallar esas malditas voces que quieren sumirla en una crisis de identidad.
"Porque Cádiz se sabe guapa. Cádiz es bonita por dentro y por fuera. Y gusta"
Recuerda que hubo un tiempo de industria naviera y se estremece. Con lo fácil que es la vida ofreciendo lo mejor que tiene. Porque Cádiz se sabe guapa. Cádiz es bonita por dentro y por fuera. Y gusta. Y atrae todas las miradas. A un señor de Nueva York casi se le rompe el cuello cuando la vio pasar y fue tal su fascinación que le dedicó toda una carta de amor en un diario de gran renombre. Hay amores que matan.
Y la duda corroe. “¿Y si no eres turismo, Cádiz? Si no soy turismo, ¿qué soy? Algo debo ser, ¿no?”. Y para superar esa angustia recorre caminos conocidos. Se niega alternativas, reduce el estrés que le provoca la incertidumbre.
Respira.
Su zona de confort es de brisa cálida, de aguas transparentes y de atardeceres de instagram.
“¿Y si no eres turismo, mamá?”. Más vocecillas. Las reconoce. Son de sus propias hijas e hijos. Cádiz se siente incomprendida. Frustrada. “¿Cómo pueden cuestionar llevar una vida de servicio al turista?”. Les está procurando un futuro cómodo y estable, de trabajo y riqueza. Un futuro que en verdad se ha hecho migas [“respira”] y que cuestiona su posición [“respira respira respira”].
La espiral de angustia crece cuanto más tiempo pasa cuestionándose su propio ser. Peor, cuestionándose lo que no es. ¿O no debería ser?
Cádiz tiene la tensión por las nubes. Sudoración, taquicardias, diarrea laboral, pérdida de peso poblacional, astenia veraniega, formación de ladrillos en tracto urinario, sarpullidos por el centro histórico de su anatomía, tumores empresariales muy localizados, migraña política… Total, que acude al médico. “Sufre usted de turistificación señora. Tendría que haber acudido antes. Normalmente se puede erradicar fácil en su primera etapa pero, no voy a engañarla, ahora mismo está bastante evolucionado y el tratamiento va a ser complicado. Eso sí, le garantizo que tras su cura será otra”.
Ofú que papelón Cádiz.
“¿Y si no puedo ser turismo?”
Respira.
“¿Y si no debo ser turismo?” o
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