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  • J.R. Puyol

La gripe española

El COVID no es la primera pandemia que asola a la humanidad. Hay varios capítulos bien documentados en la historia, que nos hablan de pandemias y mascarillas. Uno de los más conocidos y letales, ha sido la mal llamada Gripe Española con más de 50 millones de fallecidos. Por Juan Ramón Puyol


Niños en la escuela y con mascarillas / Library of Congress



La más mortífera de las plagas que ha sufrido la humanidad surgió hace un siglo y tuvo nombre hispano. La modernidad parió la globalización con mucho dolor: la primera Guerra Mundial expandió un conflicto por todo el planeta y los soldados portaban en sus pulmones la peor de las armas, el virus H1N1. Las lecciones de la historia se pagan muy caras pero seguimos sordos a sus enseñanzas.


Entre 1914 y 1918, los cuatro jinetes del Apocalipsis, salieron a galopar con brío brutal por el mundo, sin que nadie se diera cuenta de la devastación que se desataría. Aquellas cuatro cabalgaduras: la guerra, el hambre, la enfermedad y la muerte asolaron Europa. En aquella ocasión el caballo verde de jinete macilento, se llamó "la gripe española" y vino cuando nadie lo esperaba, en los primeros meses de 1918, cuando se combatía desde hacía ya cuatro años.


"Cuando los médicos militares se percataron de que había más enfermos de gripe que heridos de guerra, ya era demasiado tarde"

Cuando los médicos militares se percataron de que había más enfermos de gripe que heridos de guerra ya era demasiado tarde para frenar la pandemia. Ni el sacrificio de muchos de ellos -que se inocularon a sí mismos la enfermedad-, pudo contener la maldita plaga que asoló campos y ciudades.

A la tempestad de acero que caía del cielo, a los gases asfixiantes que ingeniaron los químicos, se unió el virus mortal al que nadie pudo parar y cuya vacuna tardaría más de una década en ser desarrollada.

Una enfermera con una venda a modo de mascarilla, atiende a un enfermo en uno de los hospitales de campaña que se levantaron para atender al alto número de contagiados.

Library of Congress



Las cifras de víctimas varían desde los 50 millones de muertos hasta los 100, que se suman a otros 10 millones masacrados en las sucias trincheras de aquella hecatombe.


Mientras la censura militar amordazaba los periódicos de los países en conflicto e impedía la difusión de noticias desfavorables y las crónicas con informaciones sobre víctimas, en la neutral España se empezaron a publicar, en número cada vez más creciente, los informes sobre la "epidemia de grippe" que asolaba el país.


Esa fue la razón de que se la conociera como "La gripe española" y que puso a nuestro país en el punto de mira del resto de los europeos.

La prensa francesa dijo que solo unos pocos franceses se veían afectados por la enfermedad, aunque sí muchos alemanes, como si el virus fuera sensible a la política de alianzas. La teoría no tardaría en desmoronarse.



En la edición del domingo 5 de mayo de 1918 del la "Correspondencia española” se informaba de las quejas de "anteayer del Diputado Sr. Moles" sobre los continuos hundimientos de nuestra flota mercante a manos de los submarinos alemanes que amenazaba con paralizar la economía española. El periódico informaba también, en esas mismas páginas, de la falta de muchos ujieres del Congreso debido a la gripe. No solo fueron los funcionarios de las Cortes, muchos otros, de todas las administraciones sucumbieron al mal en las tres oleadas entre 1918 y 1919.


El domingo 26 de mayo de 1918, el periódico "La Época", habla ya de 80.000 personas afectadas en Madrid y de la falta de empleados públicos en servicios esenciales.


Transportes a medio gas con líneas como la Sol-Ventas con la mitad de tranvías, y ¡mitad de usuarios! Eso no impidió que aquel domingo el Rey Alfonso XIII y el Duque de Montpensier se solazaran con el tiro al pichón y que el Ritz ofreciera un menú francés regado con “Moriles-Burgos”. Tan solo dos días después caía enfermo el Monarca y el Presidente Eduardo Dato. Las noticias de Palacio reforzaron la idea de los ingleses de que aquella cosa venía de España.


La ciencia moderna ha descubierto que la gripe había nacido en los campamentos militares de entrenamiento de los Estados Unidos, que concentraron grandes masas de reclutas para su adiestramiento cuando decidieron, finalmente, intervenir en la guerra del lado de los aliados de la Triple Entente. Los primeros casos registrados se dieron en el campamento de Fort Riley, en Kansas, desde donde se extendieron a otros centros de reclutamiento y de ahí cruzaron en barco hacia Europa. Para cuando recalaban en la Habana, muchos de aquellos soldados ya estaban enfermos y agonizantes.


Hospital de emergencia en Camp Funston (Kansas) durante la epidemia. Esta imagen muestra el gran número de afectados durante la pandemia. / Library of Congress



Algunos informes señalan que el propio presidente Woodrow Wilson autorizó el envío de tropas a pesar de llevar enfermos en los barcos. También la enfermedad acabaría por tumbarlo durante unos días, un año después, apartándolo de la mesa de negociación de la conferencia de paz de París de 1919.

Aquella bestia diminuta que había venido volando en algún ave migratoria y silenciosa no respetó ni clases sociales ni cargos públicos ni razas.


Se calcula que de los 1.800 millones que habitaban el planeta en el año 1918, unos 1.000 millones fueron contagiados por la enfermedad, de los cuales, la cuarta parte sufrieron sus efectos y entre 50 y 100 millones murieron por su causa.

En las tres oleadas de ataque del virus de la gripe española, la primera se desató en mayo del 18 expandiéndose muy rápidamente pero sin causar una gran mortandad. La segunda apareció -probablemente tras mutar- de manera muchísimo más agresiva a finales de agosto de ese año y fue cuando la enfermedad comenzó a matar de manera fulminante, en pocas horas, a millones de personas en todo el mundo. La tercera oleada, menos mortífera que la precedente, afecto a partir de marzo de 1919 y desapareció de repente. Se calcula que se llevó consigo al 3% de la población mundial: la más devastadora plaga desde el Diluvio Universal.


"Los pintores Klimt y Schiele, el poeta Apollinaire y el príncipe Humberto de Saboya, fallecieron por la gripe"

La lista de víctimas de aquella pandemia, da cuenta del fallecimiento de los conocidos pintores Klimt y Egon Schiele, el poeta Apollinaire, la madre de Randolph Hearst, el pensador Weber y el príncipe Humberto de Saboya.

Una pincelada dantesca: en Albacete la policía local tuvo que hacerse cargo de los entierros, pues los cuatro sepultureros del cementerio católico de la ciudad estaban enfermos de gripe.


Autorretrato del pintor noruego Edvard Munch, en 1919, que también se contagió con el virus. En el cuadro se ve al pintor durante su enfermedad.



El contagio del patógeno desde las aves (que no sufren la enfermedad) hacia los humanos y la masiva movilización de tropas por todos los continentes, explica la brutal expansión de la plaga. El virus de la gripe muta cada año y da la vuelta al planeta de tal manera que cuando la vacuna se distribuye a la población (se tarda 5 meses en fabricarla y repartirla) el patógeno ha podido mutar y hacerla poco efectiva. Como hace 100 años podría cambiar a una cepa más dañina y transmitirse de alguna forma que no hayamos previsto y seamos incapaces de contener.


Arriba Recogida de fallecidos por la Cruz Roja americana en Nueva York.

Abajo La vida cambio por completo debido a la pandemia.



El descubrimiento del patógeno de la gripe de 1918 ha mantenido a médicos y científicos de todo el mundo preguntándose, por casi un siglo, por qué fue tan virulenta. Algunas expediciones se desplazaron al Ártico para desenterrar cadáveres congelados de víctimas del virus o analizando otros en cementerios ingleses, en los que se conocía la existencia de difuntos a causa de esta gripe pandémica.


Se pudo reconstruir, de manera parcial, la secuencia de ADN del virus hasta que fue completada por Jeffery K. Taubenberger, a partir de los restos de soldados americanos muertos por la gripe de 1918 y almacenados en los archivos del instituto de patología de las fuerzas armadas estadounidenses.


"En 2005 se publica la secuencia completa del ADN del virus, casi un siglo después"

El estudio completo del virus terminó cuando Taubenberger y Johan Hultin unen sus fuerzas y consiguen más muestras de un tercer individuo y en 2005 publican la secuencia completa en un epopeya científica digna de una película.


Aunque China se vio afectada, la mortalidad fue baja allí en comparación con Europa o América. Los escasos registros estudiados así lo atestiguan y las hipótesis son múltiples.


Una es que al haberse producido, probablemente, el primer virus en China, parte de la población tuviera cierta inmunidad. Otras sugieren que tanto la medicina tradicional como la cultura milenaria sobre en tratamiento de epidemias jugaron un papel determinante en la contención y prevención. Lo que sí es sabido es que en aquella época China era una región vedada a los extranjeros, lo que seguramente impidió el contagio.


Arriba Una pareja con mascarillas (modelo cerdito) en Londres. Abajo El revisor del tranvía le

impide la entrada a un señor sin mascarilla. Por entonces, ya había mascarillas “de diseño”.



A México entró por la ciudad norteña de Torreón donde algún gringo pudo llevarla contagiando a los soldados de un acuartelamiento. Se dice que aquella maldición pudo determinar el fin del periodo revolucionario, cuando las diversas facciones sufrieron los efectos mortíferos de la dolencia. En la capital se vieron muchos muertos en las esquinas, pudriéndose al sol y aterrorizando a la población. La brigada sanitaria se vio obligada a clausurar la entrada al santuario de la Virgen de Guadalupe, lo que enseguida fue manipulado por la prensa de la oposición para lanzar al pueblo contra el gobierno.


Aunque las noticias de la guerra ocultaron la gravedad de la pandemia, lo cierto es que esta impidió la temida ofensiva de primavera de los alemanes que habían vencido a los rusos en el este y que amenazaba París.


El impacto de aquella plaga sobre los soldados de ambos bandos debilitó a los ejércitos y las naciones, obligando a los que resultaron más quebradizos a rendirse. Los alemanes acabaron firmando una paz injusta que les condenaba a la irrelevancia, lo que generó una respuesta nacionalista y el origen del movimiento nazi.


"Con la COVID vivimos un calco de lo sucedido hace poco más de un siglo"

Aquella guerra de 1914 a 1918 que se desató con mentalidad del siglo XIX, pero con armas del XX, tapó la verdadera noticia: la globalización, impulsada por los pájaros, metía a la humanidad en la modernidad por la vía del dolor y la muerte. A partir de entonces, ninguna parte del mundo está desconectada de las otras y ahora sabemos que el vuelo de un ave o una mariposa puede desatar una tormenta al otro lado del planeta o


Este artículo fue publicado en 2018 en Maskao Magacín. Y lo hemos rescatado porque la historia siempre nos ayudará a entender el presente.


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