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  • Redacción Maskao

El primer paso lunar


El 21 de julio de 1969, hace 50 años, el hombre pisó por primera vez la luna. A las 03:56, hora peninsular española, el astronauta Neil Armstrong bajó por la escalera del módulo lunar Eagle y dio el primer paso sobre nuestro satélite natural. España jugó un papel muy importante en esta misión.

El astronauta Buzz Aldrin camina sobre la superficie de la luna durante la misión Apollo XI.

El comandante Neil Armstrong, tomó esta fotografía con una cámara de superficie lunar y objetivo de 70 mm.

NASA

Fue un acontecimiento seguido por millones de personas en el mundo a través de la televisión, ese paso sobre la superficie lunar, significó cruzar hacia el futuro de una forma masiva. En España había entonces unos 3 millones de televisores y 20 millones de españoles pudieron ver la llegada del hombre a la Luna en blanco y negro. Televisión Española retransmitió la proeza y el periodista, Jesús Hermida, corresponsal de la cadena pública en EE UU, fue el encargado de contarlo.

El acontecimiento era inmenso y retransmitido desde el espacio, una locura magistral. Los niños del mundo entero, aprendieron a recitar en el cole los nombres de Neil Armstrong, “Buzz” Aldrin y Michael Collins, los astronautas de la misión Apolo XI que realizaron la gesta.

Foto oficial de la tripulación del Apolo XI.

Izquierda a derecha: Comandante de la misión Apolo, Neil Armstrong; Michael Collins, comandante

del módulo Columbia y Edwin Aldrin, comandante del módulo lunar Eagle / NASA

Cuando Neil Armstrong puso su pie en la luna, soltó la famosa frase grabada para la historia: «es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad». Su acompañante en el Eagle, Edwin «Buzz» Aldrin, se unió más tarde al paseo lunar flotando debido a la ausencia de gravedad, tomaron muestras, plantaron la bandera de Estados Unidos y descubrieron una placa conmemorativa del acontecimiento.

"España jugó un papel fundamental en la misión Apolo XI"

España en la misión

España jugó un papel fundamental en la misión Apolo XI. Justo cuando el módulo lunar Eagle (Águila) se posaba en la Luna, la Tierra estaba en una posición que impedía a los astronautas comunicarse directamente con Houston y tenían que hacerlo a través de la Estación de Fresnedillas, en Madrid. El Centro Espacial Lyndon B. Johnson de la NASA, base de control de la misión, se encontraba en zona de sombras, es decir, sin poder recibir comunicación. Por eso, la señal de los astronautas llegó a la capital de España antes que a ningún otro lugar de la Tierra.

Durante toda la misión del Apolo XI, la estación madrileña estuvo en contacto con la nave ocho horas diarias, fue en uno de esos tramos cuando el astronauta Neil Armstrong anunció el alunizaje: «Houston, aquí Base de la Tranquilidad, el Águila ha aterrizado».

El trabajo de los ingenieros españoles fue fundamental para el éxito de la misión. El propio Neil Armstrong lo reconocía así: “Sin las comunicaciones mantenidas entre el Apolo XI y la estación madrileña de Robledo de Chavela, nuestro aterrizaje en la Luna no habría sido posible”.

Cohete Saturno preparado para transportar la Misión Apolo XI / NASA

La Estación Espacial de Fresnedillas se creó expresamente para el proyecto Apolo, como parte de la red de Vuelos Espaciales Tripulados (Manned Space Flight Network). Una red con tres estaciones principales; Fresnedillas y otras dos en Goldstone (California) y Honeysuckle Creek, cerca de Canberra (Australia). Para la misión Apolo XI, también formaban parte de esta red estaciones móviles en barcos e incluso en aviones que volaban a gran altitud para evitar las zonas de sombra y facilitar las comunicaciones con las naves espaciales.

Los astronautas

La tripulación del Apolo XI la formaban el comandante de la misión, Neil Armstrong, de 38 años; Edwin Aldrin Jr., de 39 años, apodado Buzz, piloto del módulo lunar y Michael Collins, de 38 años, piloto del módulo de mando.

Collins y Armstrong en primer plano, los astronautas van hacia el cohete Saturno V para inicar la misión Apolo XI.

NASA

El 13 de junio de 1969, tres semanas antes del lanzamiento, comienza la carga de queroseno en el Saturno V, el cohete que llevará la misión Apolo a la luna, un trabajo que termina seis días después. El 15 de julio, ocho horas antes de la hora prevista para el lanzamiento y para evitar pérdidas por evaporación, se procede al bombeo de oxígeno e hidrógeno líquido en los tanques de las tres etapas del cohete.

El 16 de julio, los astronautas Armstrong, Aldrin y Collins, son trasladados hasta la nave para el lanzamiento. Mientras tanto, los ordenadores realizan las últimas comprobaciones de datos que aseguran que todos los sistemas funcionan. El director de vuelo, Gene Kranz, verifica las recomendaciones y comienza la cuenta atrás.

"Segundos después el motor se apaga y los astronautas notan la ausencia

de gravedad"

El viaje al hito

A las 10:32 h de la mañana en cabo Cañaveral, el Saturno V abandona la rampa de lanzamiento. Nueve minutos después del despegue, los cinco motores J-2 de la segunda etapa se separan del resto de la nave. Después las turbo bombas de la tercera etapa envían combustible a su único motor, el mecanismo de ignición se dispara y el cohete vuelve a acelerar. Doscientos segundos después el motor se apaga y los astronautas comienzan a notar la ausencia de gravedad. El Apolo XI está en órbita.

El módulo lunar Eagle, configurado para alunizar fue fotografiado desde el Columbia por el astronauta

Mike Collins. Dentro del módulo viajan el comandante Neil Armstrong y el piloto del Eagle, Buzz Aldrin.

NASA

El módulo de mando y el módulo lunar todavía permanecen unidos al cohete. Según las normas, las naves Apolo deben permanecer 3 horas en una órbita llamada "órbita de aparcamiento" a 215 km de altura. La tripulación emplea este tiempo en repasar los equipos, calibrar instrumentos y atender la navegación. Cuando el Apolo XI completó la segunda órbita a la Tierra, Houston dio la orden para ponerlo rumbo a la Luna. Con una orientación precisa, el cohete acelera gradualmente hasta alcanzar los 45 000 km/h. Esta maniobra es un punto crítico de la misión.

"Los ingenieros comunican que el Eagle viaja a más velocidad de la programada"

Alunizaje

El comandante Neil Armstrong y el piloto del módulo lunar, Buzz Aldrin, pasan del Columbia al Eagle. Completada la decimotercera órbita lunar y cuando están en la cara oculta de la luna con las comunicaciones interrumpidas con Houston, Mike Collins, piloto del Columbia, acciona el mecanismo de desconexión y el Eagle comienza a separarse del módulo de mando. Con unos cuantos disparos de los propulsores de posición, el Columbia se retira, permitiendo al Eagle realizar la complicada maniobra de descenso hacia la superficie lunar.

Una vista del Cráter Dédalo desde la nave espacial Apolo XI en órbita lunar.

El diámetro del cráter es de unos 80 kilómetros / NASA

El módulo lunar sigue una trayectoria casi perfecta y en unos minutos llegan a la vertical del lugar previsto para el alunizaje. A quince kilómetros de la superficie, control de misión indica que todo está listo para la maniobra de descenso final y hay que volver a encender los motores del Eagle. Tres segundos después, el motor principal del módulo entra en ignición al 10% mientras el sistema automático estabiliza la nave. Después el motor del Eagle despliega toda su potencia.

Neil Armstrong dentro del módulo lunar Eagle, ya posado sobre la luna / NASA

Poco más de media hora después de "desaparecer" la nave por el hemisferio oculto del satélite, las comunicaciones con Houston se restablecen y la tripulación confirma que el Apolo XI se encuentra orbitando la Luna. A bordo, el ordenador trabaja con el programa 63 en modo totalmente automático. A una altura aproximada de seis kilómetros de la superficie lunar, Neil Armstrong introduce en el ordenador el programa 64. Con este programa, el Eagle se posiciona sobre la superficie de la Luna. El sitio exacto de alunizaje se encuentra a menos de veinte kilómetros al Oeste, pero los ingenieros en tierra comunican que el módulo lunar viaja a más velocidad de la programada. Este hecho pudo causar el aborto del alunizaje, pero el director de vuelo, decidió seguir.

El Eagle sobrepasa el lugar donde debería haber alunizado. Armstrong desconecta el programa 64 e introduce el 66. Este programa controla el empuje del motor pero permite a la tripulación dirigir el módulo lunar. Armstrong guía el módulo buscando un lugar para el alunizaje, mientras, Aldrin le va leyendo datos. El módulo pierde altura gradualmente. A menos de dos metros de la superficie, una de las varas sensoras de las patas del Eagle, toca el suelo con una suave caída gracias a la débil gravedad lunar. El terreno ha resistido bien el peso del aparato y todos los sistemas funcionan.

Arriba Fotografía del Módulo Lunar en la Base de la Tranquilidad, tomada por Neil Armstrong.

Abajo El astronauta y piloto del módulo lunar, Buzz Aldrin, transporta dos equipos para Experimentos

en la superficie de la luna. El de Experimentos Sísmicos Pasivos está en su mano izquierda; y en su mano

derecha está el retro reflector láser. La fotografía es de Neil Armstrong / NASA

Al sur del Mare Tranquilitatis y a unos noventa kilómetros al este de dos cráteres casi gemelos: Ritter y Sabine, el Eagle se posa sobre la superficie lunar. Realizadas las comprobaciones pertinentes, Armstrong solicita permiso para efectuar los preparativos de la primera actividad fuera del módulo lunar y Houston lo autoriza.

"En un primer momento y por seguridad, los astronautas iban atados

con un cable al módulo"

Paseando por la Luna

Seis horas y media después de alunizar, los astronautas salen del módulo. El primero en hacerlo es Armstrong que activa la cámara que retransmitirá las imágenes a todo el mundo. Una vez hecho esto, describe a Houston lo que ve y al pisar el suelo el 21 de julio de 1969, dice la famosa frase: "Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad". En un primer momento y por seguridad, los astronautas iban atados con un cable al módulo lunar. Pronto vieron que no corrían ningún peligro y se lo quitaron. Armstrong tomó muchas fotografías y las hacía bien, recogió también muestras del suelo lunar mientras Buzz Aldrin, aún en el Eagle, se prepara para salir a pasear.

Arriba Buzz Aldrin despliega el Paquete de Experimentos Científicos de la misión. En primer plano está

el sismógrafo, más atrás el retro-reflector de rango láser, al fondo a la izquierda la cámara de televisión

en blanco y negro, y a la derecha, el Módulo Lunar "Eagle".

Abajo La famosa fotografía de la huella en la luna, un icono del siglo XX / NASA

Los astronautas, sin apenas gravedad, comienzan a trabajar; colocan un reflector láser para mediciones Tierra - Luna desde nuestro planeta, un sismógrafo para registrar seísmos lunares y la caída de meteoritos o una pantalla de aluminio para recoger partículas de viento solar. Armstrong y Aldrin pusieron una placa conmemorativa del acontecimiento, desplegaron una bandera estadounidense y charlaron por teléfono con el entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon. ¡Toma rusos!

El primero en regresar al módulo lunar fue Aldrin. Los astronautas durmieron poco más de cuatro horas tras tantas emociones. Eran los primeros en pisar la Luna. Trece horas más tarde se produce el despegue. El motor de la etapa de ascenso entra en ignición y se dirige hacia el Columbia. Siete minutos después del despegue, el Eagle entra en órbita lunar a cien kilómetros de altura y a quinientos kilómetros del Columbia. Utilizando los propulsores de posición, el módulo lunar se acerca al módulo base en un viaje de tres horas y media. Aldrin efectúa la maniobra final con el Eagle y se acerca hasta que los ganchos de atraque queden fijos y las dos naves acopladas.

Regreso a la Tierra

Descargar las muestras recogidas en la Luna al Columbia y desconectar los sistemas del módulo lunar, fueron tareas que mantuvieron ocupada a la tripulación más de dos horas antes de abandonar el Eagle.

Una anécdota. Los astronautas tenían adherido polvo lunar en sus botas y trajes. Con el casco puesto no habían notado nada, pero al quitárselo dentro del módulo lunar, se enfrentaron a algo inesperado y desconocido. Un fétido olor, algo parecido a la pólvora les invadía. Pero el polvo lunar no guarda ninguna similitud con la composición de la pólvora. El origen de ese olor sigue siendo un misterio.

El 22 de julio de 1969, iniciaron el regreso a la Tierra en un viaje que duró sesenta horas. Durante la vuelta, los astronautas realizaron mínimas correcciones de rumbo y trayectoria. Houston alertó sobre las posibilidades de temporal en la zona prevista para el amerizaje y desvían al Apolo XI a una zona a 1.500 km al sudoeste de las islas Hawái, donde serán recogidos en el océano Pacífico por el portaaviones USS Hornet.

La cápsula de la Misión Apolo en aguas del Pacífico, ya de regreso a la tierra / NASA

Mientras los equipos se preparan para recoger al Apolo XI, unos kilómetros por encima, el módulo de mando se preparan para la reentrada. La fricción se encarga de disminuir la velocidad de la cápsula, desde los 40.000 km/h a una velocidad mucho más baja para que puedan abrirse los paracaídas sin riesgo de rotura. A ocho kilómetros de altura se abren los paracaídas para estabilizar el descenso. A tres kilómetros, estos son reemplazados por tres paracaídas piloto y tres paracaídas principales. Por fin consiguen amerizar el 24 de julio, exactamente ocho días, tres horas, 18 minutos y 35 segundos después de que el Saturno V abandonara la rampa del Complejo 39.

El presidente Nixon visita a los astronautas en cuarentena / NASA

Armstrong, Collins y Aldrin no pudieron celebrar su gesta, nada más salir de la cápsula espacial, fueron puestos en cuarentena sin tener contacto físico con nadie. Estaban en un remolque llamado "Mobile Quarantine Facility", una instalación móvil en la que estaban encerrados. En ella permanecieron aislados tres semanas para evitar cualquier tipo de contaminación procedente de la Luna. La medida fue dictaminada por el Departamento de Salud Pública de los Estados Unidos o


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