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  • Marian Giménez

Involución


Cuando iba al instituto, en los antiguos planes de estudio del BUP y COU y aún antes en la antigua EGB, tenía la ingenua impresión de que la historia de la humanidad era una suerte de progreso donde pasaban los siglos y las épocas y todo evolucionaba a mejor. Obviamente, los avances científicos y muchas conquistas sociales han permitido índices de prosperidad y de justicia que han hecho posible vivir en unas condiciones nunca antes imaginadas, especialmente en Occidente, espacio geopolítico que parece ser la medida de todas las cosas. Sin fijarnos en la gran pobreza que asolaba y sigue convirtiendo a continentes enteros en los basureros de nuestro primer mundo.

Pero no es cierto que la historia sea lineal y progresiva hacia mundos mejores. La historia de Hipatia, da buena cuenta de ello.

La Constitución de 1931, durante la II República española, proclamaba en su artículo 43º: «La familia está bajo la salvaguardia especial del Estado. El matrimonio se funda en la igualdad de derechos para uno y otro sexo, y podrá disolverse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de los cónyuges con alegación en este caso de justa causa». Después vinieron las tinieblas y estas vuelven a aparecer en nuestros días en los parlamentos y ayuntamientos del país, llamado España.

Los instructivos ensayos de Zigmunt Bauman, sobre las sociedades líquidas, con sus amores también líquidos, permiten contemplarnos como una humanidad que se desvanece pero mirándonos siempre desde el ombligo occidental. Otras ni siquiera han conocido la posibilidad real de unas condiciones de vida dignas. Como en la canción de Pablo Milanés, allí la vida no vale nada.

Me acuerdo de los días en que mi padre, venía del trabajo, a finales de los 90, en una gran empresa alemana, la conocida por sus electrodomésticos, AEG. El entró siendo muy joven de botones hasta ocupar un puesto de administrativo. Pero era un puesto de trabajo sólido. Madrugaba mucho, la empresa les ponía un autocar hasta el lugar de trabajo y por Navidad siempre había una cesta. La cesta, lo menos importante de esta historia, fue desapareciendo hasta extinguirse y llegó el día en que siendo todavía una persona perfectamente capacitada y en edad de trabajar le despidieron. Recuerdo su desesperación de ir a buscar trabajo en porterías de lugares nobles.

"Lo que se necesita son unos comités de empresa fuertes y sólidos"

Permítanme ustedes estos recuerdos. Es la historia repetida y continuada de todo lo que ha venido después. Esas palabras malditas que nos venden los grandes mercaderes de nuestras vidas: Desregulación, flexibilidad, emprendimiento, falsos autónomos, en definitiva los nuevos esclavos del siglo XXI, que se llevan gestando desde los años ochenta e incluso antes.

En otro artículo que escribí para Maskao, comentaba la gran exigencia de formación para las nuevas generaciones y también para las personas paradas que comprueban una y otra vez que todos esos cursos en su mayoría parecen un entretenimiento y adormecimiento, para que la gente pase el tiempo, sin ningún resultado. Sin empleos que permitan construir un futuro y tener cierta solidez en sus vida.

Hace poco oía por la radio, una nueva publicación sobre el estrés laboral. El autor daba orientaciones en cuanto a las señales del estrés y como nos teníamos que cuidar, Instaba a que deberían existir en las empresas departamentos especiales para tratar este problema.

Por favor, lo que se necesita son unos comités de empresa fuertes y sólidos. ¿Por qué no se escriben libros sobre el manual del perfecto cacique y a la mínima poder denunciarlo, sin que te pase nada? A mi el estrés laboral se me pasaría en segundos.

Desde los medios de comunicación que se dedican de verdad a hacer periodismo, nos informan de los desmanes de estas empresuchas, sinvegüenzas: Deliveroo y Glovo. Nos han fragmentado y hemos caído en la trampa. Fragmentación equivale a dividirnos y a ir a lo nuestro, cada uno a lo suyo. Sin luchas colectivas no hay progreso. Hay un exceso de seriales y de activistas del dedo. Falta decencia. Falta rebelión o


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