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  • Fran Sánchez

Agitadores


Se dicen comunicadores e incluso periodistas. Bueno, la verdad, es que ya hace tiempo que se le ha perdido

el respeto al significado de las palabras. Y lo digo porque uno supone o entiende, que un periodista debe dar información veraz, lo más objetiva posible y, en caso de ser un periodista de investigación, contar con los documentos y hechos que avalen su denuncia.

Los agitadores son un peligro, pero lo realmente peligroso, es que haya gente que se deje azuzar por ellos.

Pero los agitadores con púlpito, muchos de ellos con sueldos millonarios, son otra especie muy ajena a la profesión de periodista aunque nos quieran hacer creer que lo son y además de los mejores. A estos personajes, les da igual desenfundar todas las armas de la mentira y la manipulación con tal de alimentar a sus seguidores, gente sin el más mínimo interés en contrastar informaciones sino más bien, pendientes de que les cuenten lo que quieren oír

y que refuerce su ideario, sea correcto o no. Así también, esos incautos se arman de "argumentos" para las discusiones de barra de bar, comidas de amigos o familiares. Vamos, que repiten como loros lo que les ha soltado

el "predicador" de turno.

Si los de enfrente, los con otras ideas digan algo que no les guste, preparan la guillotina bien afilada mientras claman por el respeto y la democracia.

De esta manera y gracias a los agitadores, tenemos un cacao que no se veía hace tiempo. Y lo peor, resucitando ideologías neofascistas que nos quieren encajar como sea dentro de la libertad de expresión; todo vale si lo dicen ellos, los agitadores, pero si los de enfrente, los con otras ideas digan algo que no les guste, preparan la guillotina bien afilada mientras claman por el respeto y la democracia. De locos, mire usted.

Y eso que a unos cuantos de estos descerebrados, y no a pocos, les han caído ya importantes multas económicas por, en definitiva, faltar el respeto a personas, a colectivos o difundir informaciones falsas. Otros se han deshecho como un azucarillo en el café después que sus afirmaciones o bulos -que no información- quedaran demostradas que eran mentira.

Pero qué más da, sus fieles se encargarán de justificar a base de actos de fe lo injustificable para invocar la ya más que pretérita estrategia del contubernio, ideada por los demonios y por los malos que en definitiva son todos aquellos que no piensen como ellos. Pero eso sí, los agitadores se llegan a atragantar de tanto autodefinirse como demócratas y constitucionalistas en defensa de la unidad de España. Pero a su vez, ponen toda la gasolina que haga falta para "quemar" la concordia, imponer y dividir.

Los agitadores son un peligro, pero lo realmente peligroso, es que haya gente que se deje azuzar por ellos de forma tan fácil.

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