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  • Marian Giménez

Ocho años


Han cumplido ocho años. La Plataforma contra la impunidad del franquismo, se reúne todos los jueves, a las

20:00 h en la Puerta del Sol de Madrid.

Ilustración

Las herramientas que llevan, son las fotos de los desaparecidos, el mapa de nuestro país, donde ubican las fosas por todo el territorio español y sus voces. Voces de personas mayores, en su mayoría, pero voces potentes que

no dejan de dar cuenta de una memoria que ha sido maltratada. Como las Madres de La Plaza de mayo, dan vueltas por este espacio y se paran con intención delante del histórico edificio de la Comunidad de Madrid, antigua Dirección General de Seguridad, donde se torturaba y asesinaba. Entonces salen sus gritos y consignas decentes, cargadas de dignidad, exigiendo VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN.

Su trabajo, permite hacer la memoria, presente y no olvidar. No dejan de denunciar, de buscar y de recuperar para que podamos vivir realmente en democracia.

Estaban los demócratas y los golpistas, estos fueron los bandos. No es reescribir la historia, es contarla tal y como sucedió. No es remover las heridas, es curarlas. ¿Cómo se puede elaborar un duelo, pactar con el tremendo dolor, para poder seguir adelante? Dando nombre y apellidos a los huesos, humanizándolos. Llevando las flores de la memoria a sus tumbas, no a cunetas anónimas y barrancos siniestros, pervertidos por el horror y convertidos en lugares de silencio y anonimato. Si no estaremos en dos muertes, la primera la del genocidio y la segunda la muer- te de los sin nombre.

Pero también hay que añadir, que en el proyecto de exterminio de esa larga noche oscura y sin luna, están presentes las otras formas del crimen: los maestros y maestras depuradas, a los que dejaron sin trabajo, los bebés robados, el exilio, los campos de concentración, mujeres y hombres en la cárcel, los que murieron de hambre y de miseria, los niños muertos en las cárceles junto a sus madres, la represión brutal contra la clase trabajadora.

La memoria es también toda la lucha y resistencia contra el avance del fascismo, de hombres y mujeres en las distintas organizaciones que se crearon. Unos y otras defendieron con su vida la democracia, defendieron las

ideas de justicia, de igualdad, de libertad y por eso fueron condenados de múltiples formas, todas ellas vestidas

de espanto.

Estamos con vosotros y vosotras, os damos las gracias, porque como savia nueva y renovada, todos los jueves estáis aquí, contra la amnesia, contra la impunidad del franquismo, dando ejemplo de ciudadanía que no se adormece, y no calla, transmitiendo a las generaciones más jóvenes y venideras que todo esto ocurrió y que necesita de la verdad, de la justicia y de la reparación.

Y junto a Julia Conesa, una de las Trece Rosas, gritamos con vosotros: “Que mi nombre no se borre de la historia

Os damos un inmenso abrazo de claveles rojos, amarillos y morados

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