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  • Foto del escritorMaskao Magacín

Los niños primero

El domingo 26 de abril se abrió la primera puerta de escape al confinamiento en España. Los niños menores de 14 años, hasta tres y acompañados de un mayor, podían salir a la calle durante una hora, entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche. El sábado 2 de mayo, se abrió otra puerta más grande, para todas las edades, y permitía hacer deporte, de a uno, o dar paseos de dos personas con franjas horarias muy delimitadas.

Por Maskao Cádiz


El 26 de abril, los niños volvieron a las calles de España / Foto Jaime Becerra



La primera salida de los niños, tuvo un poco de todo, donde sin duda, la gente responsable que acató las directrices del gobierno, fue una inmensa mayoría. No obstante, no faltó ese pequeño número de "listos y listas" que desatendieron las indicaciones. Y ahí estaba la policía para recordarles de qué se trataba el paseo y cómo hacerlo. No estaba permitido ir la pareja de padres con sus críos, ni tampoco ponerse a charlar con vecinos y conocidos, menos, a corta distancia. Es, porque sigue siendo así, un mayor y hasta tres niños menores de catorce años. Ese primer día, la policía y protección civil realizaron acciones disuasorias e informativas, separando a los "que no se habían enterado", al día siguiente, ya sacaban la libreta de multas.


Parece mentira que sea necesario incidir y recordar, que seguimos bajo Estado de Alarma y confinamiento. No por gusto, eso es obvio, pero al parecer, hay personas que aún no se han enterado de lo contagioso del virus, de que se está realizando una "apertura de puertas" con cuidado y mesura porque el tema no está controlado. Aparte de la “bronca” política que produce un ruido espantoso y desorientador hacia la ciudadanía, la ciencia nos habla alto y claro para explicar que este virus es de un nivel de contagio muy alto, que cada día nos muestra nuevas fauces y hasta que no exista un tratamiento y vacuna, no podremos decir que lo hemos “vencido”.


"De tu irresponsabilidad dependen muchas cosas, desde la salud hasta la economía"

Por el momento, toda prevención es poca aunque las cifras de contagios y fallecidos siguen en un paulatino descenso, todavía son altas y si no respetamos las normas, nos la jugamos con rebrotes y volver hacia atrás. De tu irresponsabilidad, dependen demasiadas cosas, desde la salud hasta la economía. Seamos responsables, por favor.


Una pequeña a la "caza" de gaviotas bajo la atenta mirada de su madre / Jaime Becerra



El primer día que los niños pudieron salir, después de casi mes y medio de encierro pandémico, antes de las once de la mañana, se veían pocos por la calle. Aquí en Cádiz, el día comenzó algo nublado y con un viento fresco, que no frío. En cualquier caso, el tiempo no colaboró al comienzo de la mañana, no salió ese sol inmenso característico de la ciudad a recibir la alegría de pequeños y preadolescentes asaltando calles y playa. Sobre las once y media de la mañana, la afluencia de padres con niños fue en aumento. La playa era el principal objeto del deseo. No quedó claro por parte del gobierno si se podía o no bajar a la playa, hay tanto detalle que legislar. La cuestión es que el sábado 25 de abril, desde el Ayuntamiento de Cádiz se autorizó bajar a la playa para pasear, no estaba, ni está permitido el baño, ni desplegar el chiringuito con toallas y tarteras tumbados al sol.


La Policía Local realizando una discreta vigilancia en la playa / Jaime Becerra



Unos niños llevaban mascarilla, otros no, algo que no era obligatorio pero sí recomendable. En esa fecha, todavía costaba encontrar mascarillas, al menos en Cádiz y muchas se notaba que eran de fabricación casera. Otros niños y el adulto que les acompañaba, iban perfectamente preparados con mascarillas e incluso guantes que, por cierto, ahora resulta que ya no son tan recomendables. Así estamos de confusos, como para andar con tonterías jugando con el virus y saltándonos las indicaciones.


"Eran sonidos de vida desde la calle, voces de niños y risas pequeñas pero grandes para el alma "

Por primera vez en mucho tiempo, llegaban sonidos de vida desde la calle, voces de niños y risas pequeñas pero enormes para el alma. Fue un despertar de domingo diferente, que ilusionó la normalidad de nuestras aplanadas vidas, casi tanto, como la curva de contagios y fallecidos que se estaba consiguiendo.


Niñas y niños en Bici o patinete transitaban a velocidad discreta por el carril bici, bajo la atenta mirada de su padre, madre o incluso abuelo. "No corras tanto, que llevo más de un mes sin hacer ejercicio", decía una mujer a su niño que, adelantado miraba hacia atrás para escucharla. También había saludos a distancia, los vecinos se reencontraban y con un código de brazos en alto y manos abiertas, creaban un lenguaje de alegría.


Una niña circula por el carril bici y estrenando su bicicleta, por fin. / Jaime Becerra

La gran mayoría respetó las normas a rajatabla, un padre miraba su reloj para no sobrepasar la hora de paseo que estaba permitida, eso es tener conciencia. En el lado opuesto, una familia entera, padre y madre más un par de niños, paseaban ufanos junto a la orilla del mar, hasta que apareció la Policía Municipal para recordarles las normas.


Saludos a distancia con conocidos y vecinos. / Jaime Becerra



Mientras, a unos metros, dos pequeñines se acercaban a una niña que jugaba con un cubo. La madre corrió para frenarlos y explicarles que por ahora, no podían jugar con la niña. El típico padre "deportista", que aprovechó más la salida para él que para el niño de unos once años, iba al trote rápido con el infante detrás, con la lengua fuera y pidiendo a voces a su padre, que aflojara la carrera. Y no deja de llamar la atención, después de tanto encierro, que muchos estuvieran más pendiente del móvil que de respirar un poco, ya sea para hacer un selfie e inmortalizar el hito histórico o para llamar a quien sea y narrar el momento. Somos incorregibles.


Corresponsal en Vejer

En Vejer de la Frontera, un pueblo de la provincia de Cádiz, contamos con la colaboración de Miguel, un niño que nos hizo de "corresponsal" y nos contó su experiencia en este primer paseo en confinamiento, con fotos incluidas.


¿Cómo te llamas y cuántos años tienes?

Miguel Fernández-Casas Cortés y tengo 13 años.


Miguel, nuestro "corresponsal" en Vejer de la Frontera / L. Cortés



¿En qué curso estás?

En 1º de la ESO


¿Tenías muchas ganas de salir?

No muchas, porque yo en casa no me aburro


¿Qué paseo has hecho?

Hemos salido de casa, atravesamos el pueblo por las calles principales, por los parques, por las plazas pero había poca gente.


Plaza de Los "pescaitos" en Vejer de la Frontera, un niño juega con su padre.

Foto Miguel Fdez.-Casas Cortés



¿Has notado el no salir, te has cansado?

No, porque hemos ido paseando y ya hacíamos ejercicio en casa.


¿Con quién has salido?

Con mi madre.


¿Te has cruzado con alguien conocido?

Sí, con mi antigua maestra y con mi padre.


¿Llevabas mascarilla y guantes?

Sí, las dos cosas.


Una madre y su hija en el puesto de "chuches" / Miguel Fdez-Casas Cortés



¿Qué es lo que más te ha gustado del paseo?

Lo que más me ha gustado del paseo, ha sido cuando nos hemos encontrado con unos gatos en una obra, tan tranquilos, sin que nadie les molestara.


¿Qué es lo que más has echado en falta por no poder salir?

Lo que más, salir con mis amigos.


¿Y cómo llevas el confinamiento?

Lo llevo bien porque me entretengo con cualquier cosa y no me aburro, puedo jugar con las máquinas, con juegos de mesa...


"El grito de salvación para los niños fue una bola de nieve que se convirtió en alud "

El grito de "salvación" para los niños fue como una bola de nieve que se convirtió en alud. En tiempos donde todo se pone en tela de juicio y todas las voces piden atención, un comentario se termina por convertir en una manifestación virtual. Si antes de la pandemia y el confinamiento nos quejábamos que los chicos apenas pisaban la calle por estar metidos en casa viendo series, jugando con la play o el móvil, de repente, entró el clamor -que tampoco tanto- de dejar salir a los "pobres niños". Y no es algo que nos parezca mal, es tener sentido común y estar midiendo los riesgos, valorar qué es más importante, salud, menos contagios o el desfogue de los infantes.


Un niño recorre el carril bici con su patín. / Jaime Becerra



Una vez conseguida la autorización para pasear a los más pequeños de casa, nos encontramos con no pocos casos de niños pequeños que no querían salir, después de tantos días explicándoles que un "bicho malo" merodeaba por las calles y se debía estar en casa, ahora resultaba complicado darle la vuelta al relato. Por otra parte, muchos preadolescentes también decían estar encantados metidos en sus casas, con su familia, sus móviles, tablets y play, casi dieron el paseo obligados. Esto demuestra, que los chicos no estaban de los nervios forjando traumas indelebles, tal y como se nos quiso hacer ver. Cierto es también, que muchos esperaban la salida como si fuera la noche de Reyes y los padres han visto el cielo.


Un padre y su hija con patines mirando hacia la playa. / Jaime Becerra



Quizás, en más de una ocasión, en vez de ser mesurados, nos encanta tensar la cuerda. Veremos si por "precipitar" ciertas decisiones, no tenemos que volver atrás. Ojalá no sea así, ver nuevamente a los niños, que han sido los primeros en "romper el muro" del confinamiento, nos ha elevado mucho la moral y se agradece.


LOS ADULTOS DESPUÉS

El 2 de mayo se abrió una segunda puerta al confinamiento, después de la de los niños. En una franja de entre las seis y diez de la mañana, los adultos pudieron salir a correr, de a uno; a pasear, de a dos y del mismo hogar. En zonas costeras, también se autorizó surfear. En todos los casos, se mantenían las distancias de seguridad mínimas. Con esta nueva versión de los permisos, la cosa quedaba así: 06:00 a 10:00 h actividad física y paseo de mayores de 14 años, una vez al día. 10:00 a 12:00 h Mayores de 70 años y dependientes, una vez al día con un conviviente o cuidador. 12:00 a 19:00 h Niños menores de 14 años acompañados, una vez al día. 19:00 a 20:00 h Mayores de 70 años y dependientes, una vez al día con un conviviente o cuidador. 20:00 a 23:00 h actividad física y paseo de mayores de 14 años, una vez al día.


En Cádiz, a las siete de la mañana los surfistas ya estaban cabalgando sobre las olas, a esa hora eran pocos, unos siete aproximadamente, pero ya avanzada la mañana, llegaron a estar unos setenta, más o menos, en la Playa de Santa María del Mar. El Paseo Marítimo, a la altura de la Avenida Fernández Ladreda, mostraba un nutrido ir y venir de personas caminando y trotando mientras el carril bici prestaba sus mejores servicios a bicicletas, patines y monopatines.


Surfistas saliendo del agua antes de las diez de la mañana. / Jaime Becerra



La playa tenía una concurrencia nunca vista a esas horas, salvo excepciones anteriores debido a carreras contra el cáncer o el primer Acuatlón de Cádiz. En principio y a simple vista, todo el mundo cumplía las normas y se cuidaban de mantener la distancia de seguridad cuando se reencontraban con vecinos y conocidos, prometiendo que en cuanto se pudiera, se juntarían para tomar unas cervezas, unas tapitas y darse un gran abrazo.


Playa Santa María del Mar a las nueve de la mañana con Cádiz al fondo. / Jaime Becerra



Además, Policía Nacional y local, vigilaban a distancia o en quad sobre la arena, que se cumplieran todos los protocolos indicados. Próximos a las diez de la mañana y por megafonía, la policía alertó a la gente y surfistas que era la hora de volver a casa. Podemos decir, que este paso más "masivo" se ha hecho de forma muy satisfactoria. Ahora tocaba el turno a los mayores de 70 años y personas dependientes con su acompañante.


Policía avisando por megafonía que era hora de volver a casa./ Jaime Becerra



Si bien es cierto que en todos los países que están sufriendo un confinamiento debido al COVID-19, sus ciudadanos responden de forma ejemplar, con las mínimas excepciones de los “covidiotas”, que nunca faltan. Es de destacar a la población española, tan acostumbrada a realizar gran parte de su vida en la calle, en bares, tabernas, terrazas, restaurantes, parques, plazas, playas... Por aquí, el esfuerzo ha sido titánico o

 


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