El actor y diseñador hongkonés Edmond Kok se ha hecho famoso por su colección de mascarillas artísticas desde las que denuncia los problemas políticos y sociales. Juan Ramón Puyol
Edmond Kok posa con una de sus mascarillas / Edmond Kok
Hemos convertido los tapabocas en lienzos. Banksy pintó a la Joven de la Perla de Johannes Vermeer con mascarilla sanitaria en un gran grafiti. Pero también tenemos a la Mona Lisa, a Frida Kahlo, Picasso, Dalí, Munch o Mondrian. Nada escapa al nuevo soporte, la consigna política, la marca publicitaria, el mensaje reivindicador, la bandera nacional, la nacionalista, la partidista o la grupal. También la individual personalizada. Si quieres pasar inadvertido usas vaqueros y mascarilla quirúrgica.
Las estatuas de nuestras ciudades portan mascarilla. Nadie se escapa, ni El Manneken Pis ni El Quijote ni Nelson. De todas las variantes en este universo la única que aporta una utilidad consistente es la transparente que se usa para que los sordomudos nos entiendan, aunque digamos tonterías.
Por último la NO MASCARILLA del valiente negacionista cantando camino del cementerio o
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