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Pateras: la vergüenza de Europa


Estas pateras, son una muestra de las que han llegado en los últimos meses a nuestras costas, ponen de manifiesto la vergüenza de Europa y España que de forma cruel e inhumana rechazan a quienes huyen de la guerra, del hambre y de la falta de futuro. Son la visión "plástica" del sufrimiento y el dolor de esas personas, muchas de las cuales se ahogaron en el mar. Casi nadie alzó la voz por ellas, pero aquí, en estas barquitas endebles, está su memoria.

Exposición de pateras en el puerto de Barbate, con el fin de sensibilizar a la sociedad de este enorme y macabro problema

que ya ha costado muchas vidas. / Jaime Becerra

Al mismo tiempo, estas pateras pretenden mostrar el alma grande y generosa de nuestro pueblo, que no va a dejarse llevar por los gritos intolerantes del racismo y la xenofobia. No más muertes en el estrecho, mares que sean puentes y no muros, vías de migración legales y seguras.

El texto anterior es el que se puede leer en los carteles informativos colocados en el recinto donde fueron expuestas las pateras, en el puerto de Barbate (Cádiz), hasta el pasado 31 de diciembre en una exposición que ha sido organizada por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y en la que colaboraron, Diputación de Cádiz y Junta de Andalucía. La muestra enseña embarcaciones endebles en su gran mayoría e incluso, algunas de ellas, auténticos ataúdes flotantes.

Son diez barquitas, como muestra, de todas las que han llegado a las costas de Tarifa, Barbate, Los Caños, El Palmar o Conil de la Frontera, entre otros puntos de la costa gaditana, a lo largo del pasado 2018.

"A partir de mil euros, se saca un billete para el horror"

En ellas aún se pueden ver objetos como chaquetas, mantas, cámaras de neumáticos, plásticos y bidones. Son espacios reducidos, casi imposibles, para travesías desesperadas y sin horario de llegada, si es que hay arribo. Muchas son embarcaciones casi improvisadas, como si estuvieran sin terminar en algunos casos y eso, a pesar

de que no es poco el dinero pagado a las mafias que organizan estos viajes de ruleta rusa en el mar para cruzar

el estrecho.

A partir de mil euros por persona, se saca un billete para el horror, empujados por la desesperación. Desde bebés hasta personas mayores y embarazadas, suelen ser los integrantes de cada intento de cruzar el estrecho de Gibraltar o el paso hacia costas mediterráneas como Málaga, Almería o Granada.

Una mano de pintura rápida para mejorar la apariencia de barcas viejas y parcheadas. / Jaime Becerra

Los riesgos son enormes, pero es una opción más esperanzadora que el patíbulo en el que viven en sus países. Guerras, violación de derechos humanos, paro y pobreza, empujan a lanzarse al estrecho. Quieren vivir en sociedades del "primer mundo", como las que ven en televisión o internet. En la fotografía de abajo, se puede

ver la fragilidad con la que se construyen las embarcaciones que en algunos casos, apenas aguantan la travesía

y terminan zozobrando antes de llegar a la costa.

Tablas y tornillos construyen auténticos ataúdes flotantes. / Jaime Becerra

Para Europa y su sociedad acomodada, ya han pasado a ser cifras, nada más. Cifras escalofriantes que nosotros tenemos al detalle pero que no hemos querido plasmar en este artículo porque no son dígitos, son personas y es lo que debemos reconocer. Gente con su entorno, sus estudios, sus profesiones, sus sueños y el derecho a buscar mejores oportunidades de vida, al igual que podemos hacer tú, yo, nosotros, con nuestros nombres y apellidos.

De la miseria y del horror, las mafias saben sacar partido y organizan

estas travesías mortales / Jaime Becerra

Reducir solo a cifras este enorme drama, nos convierte en una vergüenza que se aferra a estadísticas frías para contabilizar los daños colaterales de la forja de nuestra sociedad, de nuestro "primer mundo" construido a costa de, en este caso, los países africanos. Para las potencias, las fronteras de África están abiertas y sin problema para realizar los expolios que hagan falta. Para los africanos y magrebíes, las fronteras de Europa están cerradas. Pero nos llenamos la boca hablando de justicia y libertad.

Asumir estos riesgos, solo pueden entenderse desde situaciones muy desesperadas.

Nadie se sube a estas pateras solo por gusto. / Jaime Becerra

A principios de diciembre pasado y de forma inusual, debido a la distancia desde las costas africanas y marroquíes, llegó una patera con treinta personas a la playa de Santa María del Mar en Cádiz. Una playa céntrica y el desembarco se realizó sobre las 10:00 h y casi en frente al edificio de la comisaría de policía. Según la actual legislación, se les abrió un expediente de devolución a sus países de origen por presunta infracción grave de

la Ley de Extranjería o

A principios de diciembre pasado, una patera llegó a una céntrica playa

de la ciudad de Cádiz / Jaime Becerra

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